9 octubre 2025
4 minutos
Logroño es un destino gastronómico imprescindible para amantes de la buena mesa. Desde los ingredientes frescos de la huerta hasta sus vinos, comer en Logroño es pura delicia.
9 octubre 2025
4 minutos
La «muy noble y muy leal» ciudad de Logroño es uno de los principales ejes gastronómicos de España. Sus recetas tradicionales y su innovadora cocina de autor se realzan gracias a los mejores productos de temporada, cosechados en la vasta huerta del norte del país. Esta riqueza hortícola se plasma igualmente en sus suculentos y variados pinchos, algunos de ellos, únicos de la región. Legumbres, almendras, embutidos, carnes, pescados, quesos… Todos ingredientes frescos de proximidad para paladares exquisitos. Y, cómo no, comer en Logroño, la capital española del vino, no sería igual sin probar los caldos de la tierra o visitar alguna que otra bodega. Descubre una selección de sabores y platos típicos de Logroño con nuestra breve guía por temporada y adéntrate en su arraigada tradición gastronómica y vinícola.
Si bien es cierto que la capital de La Rioja nos ofrece platos que se pueden disfrutar en cualquier época del año, como el cordero, el bacalao o las patatas a la riojana, estas delicias se pueden degustar más especialmente en temporada, pues el sabor y los ingredientes varían en función de la estación. El menú está muy ligado a la tierra y al origen, donde los productos frescos de proximidad son los protagonistas. A continuación, te ofrecemos una breve guía de platos según la época del año.
Este plato, tan humilde como exquisito, consiste en una combinación de productos de la huerta riojana como alcachofas, borrajas, habas, acelgas y guisantes, aderezados con tacos de jamón serrano, tocino o chorizo. Los guisantes con jamón o un delicioso revuelto de espárragos trigueros también saben mejor que nunca en esta época del año, al igual que las alcachofas salteadas con ajo y jamón.
¡Y no nos olvidemos de los postres! Una de las frutas de temporada más preciada es la pera, a menudo servida al vino tinto o en compotas.
Para esta receta, que se sirve tanto fría como templada, se emplean pimientos del piquillo asados al horno, que se rellenan con carne o bacalao. Otro plato veraniego para chuparse los dedos es el bonito del norte con tomate, un guiso tradicional con tomate, cebolla y pimiento. Precisamente, el pimiento asado es el ingrediente distintivo del refrescante gazpacho riojano, una variante regional. Uno de los platos que mejor festeja la llegada del verano es la fritada riojana, una versión del pisto cocinado a fuego lento, que se sirve como guarnición o como plato único con huevos fritos o escalfados.
Para los paladares más golosos, la huerta vuelve a ofrecernos ingredientes estrella para preparar melocotones al vino tinto o una deliciosa coca de cerezas. ¿O tal vez te atrevas con un refrescante helado de vino tinto?
Las patatas a la riojana brillan con luz propia en cualquier época del año pero cobran todo el protagonismo en los meses más fríos. Se trata de un guiso sencillo pero repleto de sabor, con pimiento, cebolla, ajo, unas cucharaditas de pimiento choricero y las dos grandes estrellas del menú: las patatas y el chorizo riojano. Esta también es la época de las pochas con chorizo o codorniz, un guiso de alubias blancas, el cordero al chilindrón y las setas, preparadas salteadas o en revueltos.
En otoño, frutos secos como nueces o almendras se combinan con uvas, membrillo y queso de cabra y oveja, creando un postre sencillo pero muy tradicional. Las compotas de manzana frías o templadas también son un acompañamiento fantástico a los quesos de la región.
La mejor manera de combatir el frío riojano son los caparrones coloraos con sus sacramentos, un contundente plato de cuchara elaborado con las alubias rojas características de La Rioja, a las que se suman panceta, costillas, orejas de cerdo, chorizo y morcilla (los sacramentos). Los callos a la riojana, con un toque picante, y las migas de pastor son otros platos cálidos con sabor casero y tradicional. Durante la Navidad, comer en Logroño se traduce en platos festivos como el cordero asado, el bacalao a la riojana o el cardo en salsa de almendras.
El postre más demandado en esta época es el fardelejo, un dulce de hojaldre frito de origen árabe relleno de almendra molida, limón y azúcar. Las nueces riojanas aparecen en bizcochos y tartas, y pueden encontrarse en obradores artesanales de turrón, mazapán y polvorones.
Llamada a amantes de lo dulce y lo salado: en Logroño se cubren todos los frentes. Desayunos y meriendas son momentos para relajarse y darse un capricho. Desde los tradicionales churros con chocolate en los días más fríos hasta un delicioso pincho de tortilla, beicon o chistorra con un café recién hecho. Otras delicias locales son el pastel ruso, un bizcocho relleno de avellana, almendra y praliné, el mazapán de Soto y el bizcocho de San Bernabé, un pastel de dulce de membrillo y queso confeccionado en las fiestas patronales (junio). El vino también se cuela en este apartado en forma de bizcocho de vino tinto o incluso como una refrescante bebida veraniega, el zurracapote, elaborada con especias, azúcar y frutas maceradas en tinto o clarete durante varios días.
Comer en Logroño no se entendería sin recorrer la popular calle del Laurel, unos 200 metros plagados de bares, cada uno con su pincho o tapa estrella. Desde champiñones con gambas y queso con anchoas hasta pinchos con nombre propio, como tigre (mejillones empanados rellenos de bechamel), matrimonio (anchoa y boquerón con pimiento) o zapatilla (jamón y tomate), aquí encontrarás los bocados clásicos. Para ir de tapeo, la ecuación perfecta sería un pincho y un vino por bar, ¡aunque quién puede resistirse a probar más! El hotel ibis budget Logroño Centro se encuentra a menos de 5 minutos a pie de esta calle, una base perfecta para disfrutar de unos vinos y regresar a tu alojamiento de una manera segura. Muy cerca hay otra opción menos masificada y favorita de los logroñeses, la calle San Juan, donde locales tradicionales se mezclan con otros más modernos.
Ya lo dice el refrán, al que a Logroño vino y no tapeó, no sabe lo que se perdió.
Consejos prácticos: pide siempre el pincho de la casa, lleva calzado cómodo para ir de bar en bar y ten en cuenta que algunos establecimientos no aceptan pagos con tarjeta.
«Dios no hizo más que el agua, pero el hombre hizo el vino», Víctor Hugo.
Aunque no exista una norma escrita, los logroñeses saben cómo acompañar cada momento del día con el mejor vino. Los tapeos combinan muy bien con un rioja crianza joven, fresco y afrutado, como LAN o Ramón Bilbao. Para comidas tradicionales, elige un reserva como Muga, elegante y con cuerpo. Un rioja gran reserva, como Marqués de Murrieta, es el maridaje perfecto para una ocasión especial, complementada con un moscatel como Ilurce para los postres. Para un encuentro con amistades, nada como un refrescante clarete o rosado, como Bodegas Viñedos de Alfaro o Marqués de Cáceres.
En la ciudad de Logroño hay ocho bodegas productoras de vinos Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja que ofrecen visitas al público. Hay algunas urbanas a las que puedes acceder fácilmente a pie o en taxi, como Bodegas Franco-Españolas, Bodegas Ontañón o Viña Ijalba, con catas, degustaciones y otros eventos. Si quieres visitar alguna en concreto más alejada del centro, existen empresas locales que organizan recorridos guiados con cata y traslado incluido, para que puedas disfrutar de la experiencia sin necesidad de conducir. Una opción de alojamiento magnífica para quienes deban conducir es el hotel Mercure Carlton Rioja, situado en pleno centro, que ofrece aparcamiento en las instalaciones.
Déjate envolver por los aromas y sabores de esta región y disfruta de la experiencia única y deliciosa de comer en Logroño. Esta pequeña ciudad es ideal para recorrerla a pie y dejar que se abra ante ti, paso a paso, ¡o pincho a pincho! Prepárate para vivir un viaje gastronómico y enológico inolvidable.
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