A dos pasos del Marais, el bullicio de voces animadas llama tu atención y te invita a aventurarte bajo un porche de hierro forjado. Codo con codo con degustadores de paladar fino, descubres los tentadores tesoros de este mercado cubierto. Fascinado, sientes el aroma del aire antes de probar un trocito de queso y de abastecerte de productos regionales. ¿Quieres prolongar la magia del momento? Te basta con adivinar dónde estás...