3 agosto 2025
4 minutos
Tanto si te dedicas a la horticultura como si buscas reconectar con la naturaleza, el Real Jardín Botánico de Madrid es una visita obligada. Planifica tu viaje con nuestra guía.
3 agosto 2025
4 minutos
Por muy dinámica y emocionante que sea Madrid, a veces se necesita un respiro del bullicio. Tiempo para relajarte y recargar pilas mientras paseas entre la vegetación, envolviéndote en el suave murmullo de las hojas y el melodioso canto de los pájaros.
Aquí es donde el Real Jardín Botánico de Madrid brilla con luz propia. Hay más de 5500 especies de plantas y árboles, incluyendo colecciones únicas y flores dignas de ser fotografiadas durante todo el año. Por un precio muy razonable, también estarás contribuyendo a la conservación de las plantas y al estudio de la biodiversidad. Lo mejor de todo es que se encuentra en pleno centro de la ciudad, perfecto tanto si te alojas en Madrid durante varios días como si se trata de una escapada de fin de semana.
Tu aventura hortícola comienza en la entrada principal, justo al sur del Museo del Prado, pasando el monumento a Murillo. Dedica unos momentos a admirar la Puerta Norte (también conocida como la Puerta de Murillo), una imponente estructura de granito de ocho metros de altura con dos aberturas en arco y una entrada central dominada por un robusto par de columnas toscanas.
Aquí puedes descargar un plano y dedicar unos minutos a familiarizarte con el trazado, o bien puedes coger un mapa en papel en la taquilla. Los jardines están divididos en tres secciones principales o terrazas:
Cómo es: de marzo a mayo es siempre una época maravillosa para explorar el Real Jardín Botánico de Madrid. El clima es suave, el cielo es azul y el ambiente se llena del zumbido, el trino y el croar de los animales. Sí, puede que llueva, pero también hay una belleza inusual en un jardín que brilla de forma etérea justo después de un chaparrón.
Qué florece: delicadas camelias en tonos rosa oscuro y blanco cremoso, extensiones de tulipanes de colores vivos, narcisos soleados y llamativos jacintos azules. También destacan los magnolios, con sus exquisitas flores en forma de estrella, y los cerezos en flor, que esparcen pétalos como si fueran confeti al pasar.
No te pierdas: hay un programa anual de cursos y talleres que son especialmente divertidos en primavera. Entre los cursos anteriores se incluyen la identificación de aves autóctonas, el aprendizaje sobre plantas fósiles y la participación en un censo de mariposas.
Cómo es: cuando hace calor y humedad, no hay nada más relajante que dar un paseo por el Jardín. Gran parte de la flora y la fauna están en su máximo esplendor, y allá donde mires, verás hojas mullidas y brillantes, todo un espectáculo de flores y polinizadores trabajando sin descanso.
Qué florece: piensa en la belleza de un jardín de la campiña inglesa: iris de colores púrpura y amarillo, elegantes lirios rosas y blancos o delicados racimos de agapantos azules. A medida que avanza la temporada, las fragantes rosas de té y las impresionantes dalias acaparan toda la atención, pero no te olvides de buscar los pequeños y dulces ásteres, y las clásicas hortensias de los jardines mediterráneos.
No te pierdas: el estanque de plantas acuáticas, escondido en un rincón de la primera sección, justo después del huerto de árboles frutales, está especialmente bonito entre junio y septiembre. Los nenúfares son una visión flotante y, con un poco de suerte, podrás avistar alguna que otra rana. En el extremo opuesto del Jardín, detrás del Pabellón Villanueva, la Terraza de los Bonsáis es otra joya escondida.
Cómo es: rojo intenso, amarillo dorado y un ligero frescor en el aire que anuncia la llegada de noches acogedoras. El otoño en el Real Jardín Botánico de Madrid es una fiesta para los sentidos que no te puedes perder. Disfruta de días agradables y templados, ideales para sentarse al aire libre con un café mientras contemplas la paleta de vivos colores de la naturaleza.
Qué florece: las camelias y las dalias otoñales ofrecen un espectáculo impresionante, mientras que los arbustos de delicadas rosas aportan una elegancia tradicional. Los rododendros, con sus llamativas flores moradas y blancas, y las fragantes espigas de salvia también cobran protagonismo en esta época del año. Haz una parada en el huerto para ver los árboles cargados de frutos de colores.
No te pierdas: si el tiempo refresca o llueve, dirígete al Pabellón Villanueva, un antiguo invernadero del siglo XVIII que ahora alberga una gran variedad de exposiciones de arte temporales. Normalmente, hay que pagar entrada, pero si tu presupuesto es ajustado, los espacios interiores más pequeños, como la Sala del Invernadero de los Bonsáis, a veces acogen exposiciones gratuitas.
Cómo es: aunque la exuberancia del verano haya terminado, todavía hay mucho que apreciar. Algunas plantas siguen floreciendo, pero hay mucha menos gente y la belleza austera de los árboles desnudos ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre el paso de las estaciones. También suele haber una iluminación navideña que adorna el Jardín como si fuera un cuento de hadas.
Qué florece: busca los eléboros (rosas de Navidad), con sus delicadas flores inclinadas de color rubí y blanco, y las euforbias, con sus impresionantes cúpulas de flores de color blanco verdoso. En enero y febrero, las campanillas de invierno anuncian la llegada de temperaturas más cálidas, y es posible que incluso veas brotar algunas camelias y magnolias tempranas.
No te pierdas: los invernaderos con temperatura controlada son fascinantes en cualquier época del año, pero especialmente en invierno, cuando hay menos actividad en el exterior. Aquí podrás descubrir cactus espinosos, bellezas tropicales como las orquídeas y extravagantes flores de ave del paraíso procedentes de las islas Canarias.
La historia del Real Jardín Botánico de Madrid refleja los avatares de la propia ciudad. Entre los hitos más destacados se encuentran:
Esperamos haberte convencido para que incluyas el Jardín Botánico en tu lista de lugares culturales que visitar en tu viaje a Madrid. Recuerda llevar calzado cómodo para caminar, es todo lo que necesitas para esta aventura. ¡Feliz exploración!
Real Jardín Botánico de Madrid
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