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Puestas de sol de película

Los mejores miradores de Roma para ver el atardecer

Vistas increíbles

La Ciudad Eterna es por todos conocida por su riqueza histórica y monumental. Sin embargo, la capital de Italia tiene otros grandes atractivos que forman parte de su patrimonio intangible. Descubre los mejores miradores de Roma para disfrutar de uno de esos atardeceres de los que hacen historia.

Una nueva ciudad al ponerse el sol

Todas las ciudades cambian de apariencia de día y de noche, pero no en todas tienes la oportunidad de experimentar ese tránsito con tanta intensidad como en Roma.  Después de una jornada de museos, monumentos y largos paseos por sus calles adoquinadas, te mereces hacer una parada muy especial antes de regresar a tu hotel en Roma
Aprovecha esos últimos momentos de la tarde para regalarte esta relajante experiencia: contemplar el atardecer desde alguno de los mejores miradores de Roma. Sin prisas, sin agobios y sin ningún otro objetivo más que el de dejarte seducir por esta maravilla de la naturaleza en un escenario inmejorable. 

¿Dónde ver el atardecer en Roma?

La mejor forma de apreciar los colores del ocaso y disfrutar de las panorámicas más bonitas de la ciudad es desde las alturas. Los montes y colinas de Roma son algunos de los puntos más concurridos por los amantes de la fotografía al caer el sol. ¿Te interesa hacerte con una de esas magníficas instantáneas? Sigue estas recomendaciones  y no te arrepentirás:
Monte Palatino
Aquí donde, según la leyenda, Rómulo fundó la ciudad de Roma, se ubican varios miradores orientados a diferentes puntos de la ciudad. No hay duda de que los primeros emperadores buscaron un lugar estupendo para su residencia: hacia el Oeste se abre paso el Foro y hacia el Este se vislumbran el río Tíber y el Circo Máximo. Panorámicas tan hermosas que ¡no sabrás hacia dónde mirar!

Colina Quirinal y terraza del Pincio
No solo forma parte de las emblemáticas Siete Colinas de Roma sino que además es la más alta de todas ellas. En el monte Pincio se encuentra el punto más elevado, con una terraza en la que nunca faltan las parejas de enamorados. Pero no es la única sorpresa del lugar. Vale la pena dar un paseo por la colina y acercarse hasta sus termas, los tempos de Serapis y Marte o la iglesia renacentista. 
Jardín de los naranjos
Todas las tardes tienen su encanto en este animado enclave del monte Aventino. Estos bonitos jardines junto al Tíber son famosos no solo por sus vistas sobre el río y la ciudad sino por dos particularidades: una fuente con forma de jabalí y su curioso sistema para beber agua, y el efecto óptico que produce la Cúpula de San Pedro, que parece empequeñecer a medida que te acercas al muro del mirador. 

Colina del Celio
Un atardecer envuelto en acordes de música jazz. ¿Qué más se puede pedir? En esta colina próxima al Coliseo y a otros lugares de interés como la basílica de San Clemente de Letrán las tardes de verano están amenizadas por conciertos que le aportan un toque de exclusividad a estas sensacionales puestas de sol. 
Mirador de El Gianicolo
Es el último de la lista, pero probablemente sea el primero en popularidad. En pleno barrio del Trastevere y a 82 m de altura en su punto más elevado, el Mirador del Gianicolo es un lugar estupendo para ver cómo cae el sol sobre los monumentos vaticanos, la Cúpula del Panteón o el monumento nacional a Víctor Manuel II.

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