Cuando se piensa en Europa del Este inmediatamente viene a la cabeza la majestuosidad de ciudades como Budapest, Praga o Cracovia. Impregnadas de un clasicismo perenne, son además cuna de grandes compositores de música clásica en lo que se dio en llamar la escuela de la Europa del Este. Pero los tiempos avanzan, y sin olvidar esas raíces que siempre perdurarán, países como Hungría, Polonia y República Checa han logrado convertirse también en referentes de las nuevas generaciones gracias a sus festivales musicales veraniegos. Lo que comenzó como pequeños eventos que reunían a unos centenares de personas para disfrutar de varios conciertos en un mismo recinto, ha acabado convirtiéndose en citas de culto a las que acuden jóvenes, y no tan jóvenes, de todo el continente. Disfrutar de la música en cualquiera de estos festivales es una excusa perfecta para realizar un viaje a Europa del Este. <o:p></o:p>
El éxito rotundo de los festivales más veteranos ha
hecho que cada vez existan más citas de este tipo en los países de Europa del
Este. Estos acontecimientos son capaces de reunir a miles de personas que pasan
varios días escuchando música y disfrutando de un ambiente excepcional. Porque
uno de los grandes valores de los festivales veraniegos es el buen clima que se
genera entre los asistentes. Hacemos un repaso por seis de ellos, que ya se han
convertido en un clásico en la Europa más oriental.
Es sin duda el referente de los festivales que ver en
Europa del Este. Reúne a casi medio millón de personas en una isla del Danubio
al norte de la ciudad de Budapest durante una semana. Nació en el año 1993 y en
todo este tiempo ha visto en sus escenarios a grandes nombres del panorama
musical internacional de estilos tan variados como la electrónica, el pop-rock,
el jazz, el folk y, cómo no, también la música clásica. Lo que surgió como una
reunión de universitarios con ansias de libertad y de escuchar música, es hoy
uno de los mejores festivales a los que se puede acudir en toda Europa.
No nos movemos de Hungría para hablar de otra de las
citas musicales más relevantes que ver en Europa del Este. El Balaton Sound se
celebra en la ciudad de Zamárdi, ubicada a orillas del espectacular lago que da
nombre al festival. Es capaz de reunir cada verano a más de 50.000 personas, lo
que indica que, de momento, es un festival de tamaño medio, pero que aspira a
convertirse en una cita ineludible del verano musical europeo. Tiene una
duración de cinco días y está centrado casi en exclusiva en la música
electrónica, aunque también deja espacio a otros estilos.
La ciudad rumana de Cluj alberga un festival al que se
le podría aplicar la mítica frase de Julio César: “veni, vidi, vici”. El Untold Festival nació en 2015 y ya se ha
erigido como un evento clave en el panorama festivalero europeo. A pesar de su
bisoñez, convoca durante cuatro días a casi 300.000 personas al son de la
música electrónica. El año de su estreno logró captar la atención de medio
mundo al brindar la posibilidad de adquirir la entrada a cambio de sangre. Habéis
oído bien. Rumanía es uno de los países con una menor tasa de donación, y con
esta iniciativa se pretendía fomentar esta práctica tan solidaria y necesaria.
Polonia no podía faltar en esta lista y más en
concreto con su ya clásico Open’er Festival que se celebra cada año desde 2002
en la bella ciudad de Gdynia. Tiene una duración de cuatro días y en sus
escenarios tienen cabida estilos como el pop, el rock, la música alternativa,
el indie y, por supuesto, la música electrónica. Es capaz de congregar a unas
60.000 personas y brinda además la posibilidad de hacer turismo en un país tan
interesante como Polonia.
Con apenas 2.000 habitantes, la pequeña localidad serbia
de Guča acoge uno de los festivales más peculiares que se pueden ver en Europa.
Como su propio nombre indica, decenas de bandas de trompetas son las
protagonistas de una celebración que logra aglutinar a más de medio millón de
personas. Seis intensos días que se han convertido en toda una atracción
turística desde que este festival viera la luz allá por el año 1961.
La música clásica no se puede entender sin la
República Checa, y está visto que también quiere ser un referente en los nuevos
tiempos musicales. El festival Rock of People es el más importante del país y atrae
cada verano a unas 30.000 personas a la ciudad de Hradec Králové. Nació en el
año 1995 e invita a artistas de fama mundial exponentes de estilos como el rock
alternativo, el reggae, el ska, la música electrónica o el hip hop.