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Plan de fin de semana: Cómo conocer Bilbao en sólo dos días

48 horas en Bilbao dan para mucho. La facilidad para recorrer la ciudad hace que sea un destino muy interesante para una escapada de fin de semana repleta de cultura, ocio y, por supuesto, una gastronomía de alto nivel
Ría de Bilbao

La pereza, la sensación de que es poco tiempo o la falta de iniciativa hace que muchos fines de semana acaben esfumados en el sofá de casa. 48 horas dan para mucho más de lo que algunos piensan. Entre otras cosas, para una escapada que permita disfrutar de la esencia de una de las ciudades más interesantes de España. Hablamos de Bilbao, un ejemplo de modernidad sin olvidar tradición, buena gastronomía y rincones con encanto. Un fin de semana en Bilbao puede parecer “rácano”, pero nada de eso. Permitirá llevarse una completa radiografía de la capital vizcaína y además dejará con ganas de repetir. Eso sí, pare economizar el tiempo un buen consejo es decantarse por hoteles en Bilbao centro. El problema de muchos es su elevado precio, por eso el ibis Bilbao Centro, situado a sólo quince minutos caminando del Guggenheim y pegado a la concurrida estación de Abando, es una interesante alternativa. Una vez cerrado el capítulo del hotel, sólo queda programar muy bien lo que vamos a ver durante este intenso fin de semana en Bilbao.

El Casco Viejo y sus tapas, una buena primera toma de contacto

Si es posible llegar el viernes por la tarde a Bilbao, una sugerencia es comenzar por un paseo relajado por el Casco Viejo de la ciudad. Un buen punto de partida es la plaza Nueva, situada a poco más de un cuarto de hora caminando del ibis Bilbao Centro. Después de ver la iglesia de San Nicolás y la bella fachada del mítico teatro Arriaga, lo ideal es perderse por las conocidas como Siete Calles. Acompañados de un buen txakoli no hay que dejar de probar el pintxo de setas del bar Motrikes, el foie a la plancha del Zuga o la morcilla frita con queso y pimiento del bar Bilbao. Una buena manera de cenar conociendo las maravillas en miniatura de la gastronomía bilbaína y así reponer fuerzas para el día siguiente. 

Guggenheim, Campo Volantín, mercado de la Ribera…

El sábado por la mañana habrá que madrugar para intentar exprimir al máximo un día que promete. Un interesante arranque es el museo Guggenheim, símbolo de Bilbao. Podemos contemplar alguna de las exposiciones que se programan y disfrutar con el exterior de un edificio singular. 

Los miradores siempre son un reclamo infalible en cualquier ciudad, y en Bilbao no es para menos. Al de Artxanda se llega en un curioso funicular que forma parte de la personalidad de la capital vizcaína. Una vez arriba, solo queda gozar con unas panorámicas donde la ría, el paisaje urbano y el verde del entorno dibujan una privilegiada postal. 

Después de caminar por las alturas, nada como relajarse paseando junto a la ría por el popular Campo de Volantín y visitando el puente Zubizuri, obra de Calatrava. Una opción es comer por la zona para seguir con más turismo por la tarde. 

El mercado de la Ribera es una parada obligada para cualquier amante de los productos frescos, la gastronomía y las compras. Más de 60 puestos ofrecen algunos de los mejores alimentos que se pueden encontrar en la zona para llevarse un apetitoso recuerdo de Bilbao. Y junto a él, es imprescindible maravillarse ante la catedral de Santiago.  

Para concluir el día, nada mejor que pasear tranquilamente por el paseo Abandoibarra junto a la ría. Un auténtico cinturón verde que invita a la paz y al sosiego. Y para cenar, un recorrido por los bares de pintxos del barrio de Deusto puede poner una estupenda guinda a la jornada. 

Begoña, parque de Doña Casilda y el Ensanche

El último día en Bilbao se puede dejar para otro buen puñado de visitas culturales y a lugares con encanto. Ni que decir tiene que la basílica de Nuestra Señora de Begoña, patrona de la ciudad y de Vizcaya, tiene que entrar en los planes. Desde su ubicación privilegiada se tiene una bonita panorámica del barrio del Ensanche, la siguiente parada. Se puede dar un paseo por su Gran Vía repleta de tiendas y elegantes edificios que se construyeron al albor del progreso económico de la ciudad.  

Después de comer en la zona de Indautxu, nada mejor como acabar el fin de semana en Bilbao en el bello parque de Doña Casilda. Un pulmón verde de la ciudad que se puede recorrer ya sea en bici o caminando. 

Pero a todo esto hay que añadir un elemento más. Si la visita a Bilbao se hace coincidir con las fiestas de Santa Águeda el 5 de febrero, se podrá disfrutar del colorido desfile de coros y cuadrillas que, cantando de puerta en puerta, recorre el Casco Viejo bilbaíno. Una tradición muy arraigada que da un valor añadido a una escapada de muchos quilates.

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