
La actividad favorita de los parisinos
Olvida el tópico del parisino cascarrabias, gruñón, e incapaz de apreciar los placeres de la vida. Justo al contrario, los parisinos no tienen necesidad de grandes cosas: una mesa en una terraza, sillas frente a la calle y listo. Solo hace falta pasear por el mercado Saint Germain des Prés para ver a los vecinos solucionando el mundo con un vaso en la mano, mientras observas el bullicio del barrio.

París, capital verde
Cuando viene el buen tiempo, los parques de París se llenan de estudiantes, parejas y familias, tumbadas en el césped, o sentados sobre una manta para leer, comer un picnic y soñar despiertos. Se pueden contar más de 400 parques y jardines en una capital en la que no faltan los espacios verdes para escapar del alboroto de la ciudad. Menos conocido que el jardín de las Tullerías, el parque de Buttes-Chaument es el sitio soñado para un paseo romántico, gracias a su lago, su isla, sus cascadas y sus puentes; entre todos ellos, te transportan a mil kilómetros de París. Más cerca del centro, los jardines del museo Rodin, y el de Luxemburgo, también son preciosas estampas de color verde.

Un paseo en plena Naturaleza
Creada sobre una antigua vía férrea que unía la Bastilla con la puerta de Montempoivre, el paseo de la Coulée Verte es otro de los tesoros más apreciados de París. Siguiendo este paseo florido y con sombras, explorarás el barrio del distrito 12 de la ciudad, de una forma insólita y agradable. Muy apreciado por los amantes del running, los ciclistas y los paseantes los domingos, este camino da la vuelta al bulevar Diderot, atraviesa el jardín de Reully, pasa un túnel bajo las calles y termina en la plaza Charles Péguy, que te devuelve suavemente a la realidad de la ciudad.
[...] el paseo de la Coulée Verte es otro de los tesoros más apreciados de París [...]
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Tarde romántica al borde del agua
Aquellos que piensan que no hay nada más romántico que un crucero sobre el Sena, están equivocados. Durante las calurosas tardes de primavera y de verano, no es sobre el río donde los parisinos se arrullan o de relajan entre amigos, es sobre las orillas. Completamente rediseñadas, las orillas del Sena se han convertido en el punto de encuentro de los parisinos y de aquellos que se aman. También podrás sentarte en el muelle de Saint Bernard, para ver pasar los barcos fluviales, aplaudir a los bailarines en la calle, y apreciar los últimos destellos del día alrededor de una botella de vino, mientras París recoge sus prendas de luz a medida que el cielo se cubre de estrellas.