Mejores actividades al aire libre en Trujillo

Huanchaco es el alma marinera de Trujillo, un lugar donde el pasado y el presente se encuentran frente a las olas del Pacífico. A solo 4,9 km del ibis Trujillo, esta playa combina la energía del surf con una historia milenaria que aún se respira en cada rincón.

Sus aguas templadas atraen a surfistas de todo el mundo, mientras que en la orilla, los caballitos de totora —las emblemáticas embarcaciones tejidas con juncos— siguen deslizándose sobre las olas tal como lo hacían los antiguos mochicas hace más de 2.000 años.

Al caer la tarde, el sol tiñe el cielo de tonos dorados y anaranjados, creando uno de los atardeceres más hermosos del norte peruano. Entre los aromas del ceviche fresco y el sonido constante del mar, Huanchaco ofrece mucho más que un día de playa: es una experiencia que conecta cultura, tradición y aventura en perfecta armonía.

A pocos minutos del ibis Trujillo se extiende el complejo arqueológico de Chan Chan, la ciudad de adobe más grande de América y uno de los tesoros más imponentes del patrimonio peruano. Construida por la civilización chimú entre los siglos IX y XV, esta joya prehispánica declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO cautiva a todo viajero que se deja llevar por la historia.

Sus muros ornamentados con relieves de peces, aves y formas geométricas parecen cobrar vida bajo la luz dorada del sol trujillano, narrando las leyendas de un pueblo que supo dominar el desierto y el mar. Recorrer sus callejones, plazas ceremoniales y corredores silenciosos es una invitación a imaginar cómo era la vida en esta metrópolis ancestral que alguna vez albergó a más de 30 mil personas.

Ubicadas en el Valle de Moche, las Huacas del Sol y de la Luna revelan el alma de una civilización fascinante. La Huaca de la Luna, construida entre los siglos I y VIII, deslumbra por sus murales policromados que aún conservan los rostros de Ai Apaec, el dios decapitador, junto con guardianes mitológicos y escenas rituales.

Frente a ella, la Huaca del Sol, aunque menos explorada, impresiona por su imponente tamaño: fue edificada con más de 140 millones de adobes, lo que la convierte en una de las mayores estructuras prehispánicas del Perú. El entorno montañoso acentúa la espiritualidad del lugar, donde se mezclan historia, paisaje y misterio.

Recorrer estas pirámides de adobe es mucho más que una lección de historia: es una experiencia viva, conectada con el paisaje, los sonidos del viento y la riqueza de una cultura que dejó su huella en cada ladrillo artesanal. Y para seguir descubriendo maravillas como estas, nada mejor que unirse gratuitamente al programa de fidelidad ALL – Accor Live Limitless. Así, cada viaje se vuelve más gratificante, con beneficios exclusivos y experiencias memorables que te acompañan de un destino a otro.

Rodeada de fachadas coloniales, altas palmeras y coloridos canteros floridos, la Plaza de Armas de Trujillo es mucho más que el corazón de la ciudad: es un símbolo vivo de su identidad. Desde el siglo XVI, cuando fue trazada por los españoles, la plaza ha sido escenario de encuentros históricos, celebraciones cívicas y paseos cotidianos bajo el sol del norte peruano.

El monumento central, dedicado a la libertad, es una escultura imponente que rinde homenaje a la independencia del Perú, rodeada de bancos de piedra donde locales y visitantes se mezclan en un ritmo pausado. A su alrededor, la Catedral de Trujillo y otras construcciones con balcones de madera tallada revelan el encanto arquitectónico de la época colonial, en un entorno donde el pasado aún respira a cada paso.

Descubrir Trujillo sobre dos ruedas es una experiencia que combina libertad, cultura y paisajes inolvidables. Comenzando en el Centro Histórico, donde balcones de madera se asoman entre calles coloniales y plazas llenas de flores, el paseo se transforma en un recorrido lleno de historia viva. A medida que se pedalea rumbo a Huanchaco, el paisaje urbano cede lugar a las brisas marinas y a los sonidos del océano, invitando a hacer pausas para admirar los caballitos de totora y saborear un ceviche frente al mar. Esta ruta, que conecta pasado y presente, es perfecta para quienes buscan una forma activa y envolvente de conocer la ciudad.

Ideal para ciclistas curiosos y viajeros que disfrutan del aire libre, esta travesía urbana ofrece vistas panorámicas, lugares emblemáticos y una conexión única con el ritmo tranquilo de Trujillo.

Y para que la experiencia sea aún más completa, el hotel ibis Trujillo es el punto de partida perfecto: está ubicado en la zona comercial de la ciudad, muy cerca del Centro Histórico y a pocos minutos en auto de Chan Chan y de las Huacas del Sol y de la Luna. Hospédate allí y comienza tu ruta sobre dos ruedas con comodidad, buena ubicación y un descanso garantizado al final del día.

Después de explorar lo mejor que Trujillo tiene para ofrecer al aire libre —desde las olas ancestrales de Huanchaco hasta las rutas ciclistas que cruzan la ciudad colonial— es hora de pensar en un alojamiento que complemente la experiencia. El ibis Trujillo es la elección ideal para quienes buscan comodidad, excelente ubicación y fácil acceso a los principales atractivos turísticos. Desde allí, en pocos minutos puedes llegar a Chan Chan, a las Huacas del Sol y de la Luna, o disfrutar de una caminata por la Plaza de Armas.

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