Con los pies en el agua en la playa de Mont Choisy
Rodeada de una inmensa masa de vegetación en torno a su arena inmaculada, Mont Choisy es una de las playas más bellas de la isla. No hay ningún barco que venga a perturbar la calma de la superficie azul que puede observarse sentado cómodamente en la tumbona. ¿Le apetece irse a conquistar el océano? Un centro de buceo le ofrece experiencias increíbles para explorar la infinidad de especies multicolor que habitan el fondo marino. El asombro y las sorpresas están garantizados.
Desafiar al cielo y admirar la laguna
Para contemplar Mauricio como es debido, no hay nada mejor que hacerlo con perspectiva. Desde Belle-Mare y Trou d’Eau Douce, son varios los operadores que le ofrecen la posibilidad de saltar en paracaídas y disfrutar de unas vistas únicas sobre la laguna. Suspendido en el aire podrá observar el magnífico panorama que dibuja la naturaleza, con su asombrosa gama de tonos verdes y azules. ¡Unos pocos minutos de adrenalina le parecerán horas!
Regálese un momento zen y sofisticado
Ubicado en pleno corazón de la costa salvaje, en el Sofitel Mauricio se respira el lujo y la tranquilidad. Empiece este increíble viaje para los sentidos visitando el spa, donde los profesionales del bienestar harán que se olvide del momento presente. Masajes mauricianos, tratamientos tradicionales chinos, sesiones de belleza... Todo para hacer posible la evasión. Después de ese momento de relajación pura, ¿por qué no continuar con esos instantes de placer en uno de los deliciosos restaurantes del hotel? En el bar de La Plage podrá degustar las especialidades locales con los pies en la arena y los ojos perdidos en el océano. O quizá prefiera la cocina del Flamboyant, donde el marisco se une al saber hacer de la cocina francesa y mauriciana. Para hacer la digestión, nada mejor que dejarse llevar por las actividades que propone el hotel: recorrido en barco, buceo, esnórquel, tenis, golf: ¡las opciones de ocio son infinitas!
Dar una vuelta por la isla Plate
Para disfrutar de un entorno más íntimo y, una vez más, paradisíaco, la isla Plate es el plan perfecto. Lo mejor es sin duda acceder en una pequeña embarcación de motor acompañado por un guía. Muchos de ellos ofrecen cócteles a base de ron y una comida amenizada por músicos locales durante el recorrido por el mar. Una vez en tierra, no deje de practicar esnórquel o buceo para observar de cerca las miles de especies de peces y crustáceos.