18 diciembre 2025
6 minutos
Chuquicamata es un nombre que pesa en la historia de Chile, una mina que ha marcado generaciones, transformado el paisaje del desierto y redefinido la forma de entender la minería a gran escala. Entra en el artículo y descubre cómo nació este gigante, qué cambios vive hoy y qué señales apuntan al futuro que ya se está construyendo bajo la superficie.
18 diciembre 2025
6 minutos
La mina Chuquicamata es una de las minas de cobre a cielo abierto más grandes del mundo, como así también una de las más grandes fundiciones y refinerías actuales. Se encuentra a 15 kilómetros de Calama, en la región de Antofagasta, Chile.
Es muy conocido por su increíble tamaño y ubicación. Se encuentra a más de 2,8 kilómetros sobre el nivel del mar y su tajo mide más de 3 kilómetros de ancho y 1 kilómetro de profundidad.
Las gigantescas dimensiones de esta mina permiten que sea visible incluso desde el espacio, desde donde se aprecia su forma elíptica.
A diferencia de otros yacimientos, la mina Chuquicamata es explorada desde tiempos anteriores a la colonia. Incluso anterior a la llegada del Imperio Inca a los territorios del norte de Chile.
Los pueblos originarios extraían de allí numerosos materiales con los cuales luego elaboraban sus herramientas y utensilios artesanales.
Por otro lado, la actividad industrial de la mina comenzó recién a finales del siglo XIX, principalmente gracias a la llegada de inversiones del exterior, principalmente estadounidenses, para potenciar el refinado de los materiales extraídos. Esto quiere decir que las exploraciones en la mina comenzaron hace más de 100 años.
Es sabido que uno de los principales productos de Chile es la exportación de cobre, por lo cual la mina Chuquicamata ha sido a lo largo de la historia una de las fuentes de ingresos más importantes de la región y del país.
Tanto por su ubicación en las alturas como por su extensión, la mina Chuquicamata es un imponente espectáculo a la vista que convoca todos los años a millas de turistas.
La mejor manera de visitar la mina Chuquicamata es mediante los recorridos guiados que ofrece Codelco, la empresa estatal responsable de la mina. Estos recorridos son gratuitos y aptos para la mayoría de las personas, salvo embarazadas y niños.
¿Qué podrás ver en este tour? La compañía te mostrará la mina, las instalaciones industriales del lugar y también el pueblo minero Chuquicamata, que se encuentra a poca distancia de la mina.
El yacimiento también cuenta con un mirador para turistas, quienes además podrán acceder a observar los procedimientos de fundición del cobre.
Para poder acceder a este tour gratuito debes reservar tu cupo con antelación y enviar un correo electrónico a visitas@codelco.cl. En ese correo debes colocar tu nombre, la cantidad de personas que irán contigo y un número de contacto.
Los tours a Chuquicamata salen de lunes a viernes todos los días del año, excepto los días festivos. Parte a las 13 hs. desde las oficinas de Visitas de Codelco Norte en Calama.
En paralelo a la industrialización de la mina Chuquicamata creció el pueblo que lleva su nombre. El mismo albergó a miles de trabajadores que se empleaban en la mina, junto a sus familias. En su época de máximo esplendor, llegaron a vivir allí alrededor de 30.000 personas.
Debido a la expansión del proyecto minero y con el objetivo de preservar la salud de las personas, la mayor parte de la población fue trasladada a la ciudad vecina de Calama , unos kilómetros al sur de Chuquicamata, cerrando así el campamento minero que existía en esta ciudad .
En la actualidad, este antiguo campamento se ha convertido en una ciudad-museo, donde los turistas que visitan la mina pueden recorrer sus calles y acceder al centro histórico preservado.
El impacto de la actividad minera en el pueblo continúa aún hoy, cuando se observan los numerosos edificios y construcciones que, por efecto de los movimientos de tierra causados por la exploración de las minas, van quedando sepultados por ripio y tierra.
Los lugares más destacados del antiguo pueblo minero de Chuquicamata son:
Hay muchas maneras de llegar hasta la mina Chuquicamata. Todo depende del lugar donde te encuentres.
Si vas directo a la mina desde el exterior, hay rutas de avión que tienen como destino final Calama.
Sin embargo, si estás de viaje por Chile, lo más probable es que primero pases por Antofagasta. Para llegar a Calama desde Antofagasta puedes hacerlo de diferentes maneras.
En coche puedes tomar la ruta 25 hasta Calama. Es un viaje de 217 kilómetros. Si prefiere una alternativa más rápida, puede tomar un avión desde Antofagasta a Calama. También puedes tomar la Línea 102 de autobús desde Antofagasta a Calama, aunque esta opción es la que más tiempo demora.
Si estás pensando en visitar la mina Chuquicamata, te puede ser útil conocer la oferta de hoteles disponibles en Calama, para comenzar a planificar tu viaje y asegurarte la mejor comodidad en tu estadía.
Al ser una mina industrializada, seguramente pase por zonas peligrosas por la presencia de químicos y maquinarias. Por eso te dejamos aquí algunos consejos para que tu visita a la mina Chuquicamata sea 100% segura .
En esta mina, el yacimiento se entiende mejor como una historia escrita en capas: vetas y bolsadas minerales que quedaron atrapadas entre rocas antiguas, modeladas por calor, presión y el paso lento del agua subterránea. La explotación suele combinar galerías subterráneas con frentes más abiertos, según la dureza del macizo y la forma en que aparecen los minerales, que pueden ir desde sulfuros metálicos hasta materiales más “limpios”, como cuarzo y arcillas, dependiendo de la zona.
Lo fascinante es observar la estructura, con cambios de color, fracturas y pliegues que delatan la historia geológica del lugar, además de pequeñas cavidades donde a veces se ven cristales o texturas que parecen decorativas, pero en realidad son pistas de cómo se formó todo. Al final, caminar por aquí es leer un paisaje por dentro, con cada pared contando qué se depositó, cuándo se movió la roca y por qué este punto terminó siendo una mina.
La producción de esta mina no solo se mide en toneladas, también en el pulso económico que marca en la región y en el país: empleos directos e indirectos, cadenas de proveedores, transporte, servicios y una infraestructura que crece alrededor del trabajo minero. Con el tiempo, su historia ha ido cambiando de ritmo, desde las etapas más intensas de extracción y campamentos, pasando por la profesionalización de los oficios y la modernización de los procesos, hasta llegar a un presente donde la tecnología, la seguridad y la eficiencia pesan tanto como el mineral.
En lo social, la huella se nota en la vida cotidiana, en escuelas y comercios que se sostienen con la actividad, en una identidad local construida con turnos, sacrificio y orgullo, pero también en debates necesarios sobre convivencia con el entorno, uso del agua, salud, descanso y futuro, porque en Chile la minería no es solo industria, es parte de la conversación de todos los días.
En los últimos años, la mina ha vivido transformaciones que se sienten tanto en el paisaje como en la forma de trabajar: en varios sectores, el rajo abierto ha ido cediendo protagonismo a la operación subterránea, con accesos más controlados, ventilación planificada y un enfoque técnico que busca extraer con mayor precisión donde el mineral todavía “late” bajo la roca.
Hoy, su situación suele combinar actividad operativa con áreas en recuperación, monitoreos ambientales más estrictos y mejoras continuas en seguridad, lo que cambia también la relación con el territorio. Para quien sueña con visitarla, conviene saber que las posibilidades dependen de permisos, calendarios y protocolos, a veces hay recorridos guiados en espacios habilitados o miradores externos con buena vista del complejo, pero siempre con reglas claras, porque aquí la minería actual no se improvisa, se gestiona con responsabilidad, datos y planificación.
Calama tiene esa energía del desierto que se siente en el aire, en la luz intensa y en la historia minera que ha marcado el ritmo de la región, con paisajes que sorprenden y rutas que invitan a mirar el norte de Chile con otros ojos. Para cerrar el viaje con comodidad y practicidad, los hoteles Accor en Calama son una base ideal: opciones bien ubicadas para descansar de verdad, organizar excursiones sin complicaciones y volver al final del día con la sensación de haber aprovechado cada momento.
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