Chile, cuarentena seccionada
En Chile, según cifras de la Asociación chilena de Hoteleros, solo el 2% de los nueve mil recintos presentes en el territorio nacional permanece abierto. Este pequeño grupo ha intentado captar la demanda de la pequeña población flotante que quedó a la deriva por el cierre masivo de establecimientos. Se trata de personas que por razones laborales o situaciones específicas deben permanecer en el país o en otra ciudad distinta a su domicilio. Los llamados huéspedes de larga estadía.
Para poder atender en estas condiciones hubo que hacer una serie de modificaciones de carácter sanitario para evitar la propagación del virus. Ejemplo de ellos un hotel, en la comuna de Vitacura, en Santiago. Este hotel solo tiene ocupadas 10 de las 72 plazas disponibles y a debido implementar un estricto programa de medidas que implicó sacar alfombras de habitaciones, limpiar los espacios en turnos rotativos y establecer medidas de aislamiento social. Para evitar contacto entre los huéspedes se sirven las tres comidas diarias en las respectivas habitaciones y hay un monitoreo de temperatura constante para huéspedes y para el personal.
Hay que destacar que en el austral Chile no se estableció una cuarentena total desde el principio, sino que se implementó casi a los pocos días del cierre de fronteras un sistema de toque de queda nocturno. El desplazamiento diurno por todo el país continuó con normalidad. La situación cambió hace unas semanas cuando se decretó la cuarentena obligatoria para algunas comunas de Santiago; medida instaurada para frenar la curva de contagio, una de las más altas del continente. A la fecha casi la totalidad de las comunas de la región metropolitana se encuentran bajo la mega-cuarentena obligatoria, reuniendo casi el 80% de los infectados.
En este nuevo panorama, por orden directa del ejecutivo chileno, se decretó que las reservas realizadas con anterioridad en alguno de los pocos hoteles abiertos en las comunas bajo cuarentena se cancelan, prohibiendo el ingreso de cualquier persona que no habita en la comuna o que su presencia no sea expresamente necesaria.
En el resto el país hay una aparente calma, al no existir prohibiciones expresa para el rubro. Hoteles históricos de provincia como El Araucano en Concepción han actualizado sus protocolos sanitarios e intentan permanecer abiertos, pero la gran mayoría de establecimientos medianos y pequeños han tenido que cerrar ante la nula presencia de huéspedes.
Por otro lado, hoteles tradicionales de Viña del Mar se han convertido en residencias sanitarias para ayudar a descongestionar el sistema de salud que ya se comienza a colapsar.
Los representantes del gremio hotelero claman por ayuda del Estado mientras se presume que durante todo el invierno la situación no mejore y el pic de contagios llegue en julio. Por lo que no hay fecha tentativa para una re apertura de las fronteras, pero si se ha manifestado la voluntad de Chile de sumarse a la propuesta de Prosur para hacer una apertura coordinada de las fronteras para Latinoamérica aunque sin fecha determinada. Extraoficialmente se habla de septiembre como tentativa.
Hotel abierto en ChileArgentina, la necesidad de reinventarse
Uno de los países donde se tomaron medidas preventivas de forma más eficiente fue
Argentina. La intención del ejecutivo fue aplanar la curva de contagios y en ese sentido es el país que menos cantidad de contagios y decesos presenta en la región en proporción a la cantidad de habitantes.
La media principal que se implementó en Argentina fue cuarenta obligatoria para todo el país, por lo que los desplazamientos internos fueron reducidos a lo indispensable, con bastante control policial en los accesos a las ciudades. Las fronteras se cerraron inmediatamente. Ante este panorama, la mayoría de los hoteles tuvo que cerrar.
Algunos de los tradicionales “telos”, como se llaman a los moteles en Argentina, han convenido con el gobierno federal y provincial de Buenos Aires prestar servicios de hoteles para la población flotante de médicos y enfermeros que se han desplazado a zonas alejadas para trabajar a tiempo completo en recintos hospitalarios. En estas zonas de la provincia no había recintos que pudieran dar alojamiento al personal y esta entrada está salvando de la quiebra a pequeños empresarios.
En Capital Federal, con la actividad turística completamente en cero, ya son varios los hoteles que se suman a colaborar de alguna u otra forma con el ejecutivo, sobretodo para recibir a personas que no pudieron salir del país antes que cesaran los vuelos. El gobierno de la ciudad de Buenos Aires está pagando 10 dólares aproximadamente por cada repatriado que se aloje para hacer el aislamiento obligatorio de 14 días; algo muy inferior a las tarifas que se acostumbra, pero que ayuda a los hoteles a permanecer abiertos y paliar los costos que implica la total ausencia de pasajeros. También al tener habitaciones disponibles han ofrecidos de forma gratuita plazas a profesionales de la salud, como forma de aportar en la
lucha contra el COVID-19.
Otra forma que encontraron algunos hoteles importantes, fue alquilar habitaciones equipadas con cocina y wi fi como apart hotel por temporadas de cuatro meses, con el objetivo de captar la población flotante de extranjeros con recursos que están varados, profesionales que están desarrollando alguna actividad específica y no tenga domicilio e inclusos para personas que se divorciaron en medio de la pandemia.
Por otro lado en el resto de las provincias argentinas la situación es mucho más alentadora. En Jujuy por ejemplo ya se habla de retomar las actividades normales y comenzar a fomentar el turismo interno, al cumplirse 50 días sin contagios.
En Santa Fe y Entre Rios se ha solicitado al ejecutivo provincial reanudar la actividad hotelera ante la considerable baja de la cantidad de los infectados, un 20 % en todo el resto del país ajeno al gran Buenos Aires.