8 castillos en Valladolid en los que las piedras cuentan la historia
1. Castillo de Peñafiel. Es probablemente el más espectacular de todos los castillos que aún se encuentran en pie en la provincia de Valladolid. Nada menos que una extensión 210 metros de largo y 33 de ancho protegida por una gruesa muralla y a la sombra de ocho torres cilíndricas y una Torre del homenaje que se han mantenido inamovibles a más de cinco siglos de historia. En la actualidad el edificio acoge el Museo Provincial del Vino.
2. Castillo de El Portillo. Se ve que los condes de Benavente (y sus descendientes) tuvieron una paciencia infinita, pues las obras del Castillo de Cuéllar duraron alrededor de 150 años. Y es que los arcos apuntados y sus bóvedas góticas sin duda tenían mucho trabajo. Después de que en el siglo XIV se completara la estructura inicial, durante el siglo XV se fueron añadiendo otros detalles como la torre, el foso y la barrera exterior.
3. Castillo de Íscar. La particularidad de este castillo es que se trata en esencia de un refrito de edificaciones anteriores que se aprovecharon para la construcción de la muralla y de la Torre del homenaje. Su imponente silueta domina la llanura en la que está ubicado y en la que se abren paso los ríos Eresma, Cega y Pirón. Se construyó en el siglo XIII, pero hubo que esperar al siglo XV para incluir un espolón defensivo con sus dos torretas.
4. Castillo de Cuéllar. La antigua fortaleza árabe de Simancas fue reconstruida en el siglo XV por la familia Enríquez, Almirantes de Castilla. Durante algo más de un siglo la fortaleza, que se conserva en perfecto estado, fue empleada como prisión de Estado hasta que Felipe II decidió convertirla en el Archivo General del Reino, uso que mantiene en la actualidad. De hecho, en el siglo XX se realizaron algunas reformas, entre ellas la instalación de una cámara incombustible en la que se almacenan los documentos más valiosos.
5. Castillo de Fuensaldaña. Sus orígenes se remontan al siglo XIII y por lo tanto a la primera época de la Escuela de Valladolid. ¿Imaginas lo que sería vivir en lugar como éste? No creas que todo es tan idílico como parece. Para el vizconde de Altamira y la duquesa de Villalba acabó siendo un auténtico calvario. Una historia de crímenes e intrigas palaciegas que podrás conocer con más detalle si visitas Fuensaldaña.
6. Castillo de la Mota. ¿Sabes por qué esta edificación es la envidia de todas sus hermanas castellanas? El Castillo de La Mota presume de tener la Torre del homenaje más alta de toda la comunidad autónoma. Cuatro enormes torres y un muro de hormigón y ladrillo de estilo mudéjar la han protegido durante toda su historia: primero de los invasores y después del paso del tiempo. Como todo castillo medieval que se precie, para entrar en él tendrás que atravesar el puente levadizo.
7. Castillo de Urueña. Toda la localidad se encuentra protegida por una extensa muralla que ha sobrevivido muy dignamente al paso del tiempo. El Castillo de Urueña le da aires de grandeza a esta villa medieval. Lástima que no se pueda visitar porque actualmente alberga el cementerio municipal, pero sólo con ver su perfil desde la distancia ya merece la pena la visita.
8. Castillo de Trigueros del Valle. Una muralla y cuatro torreones definían el perfil de este castillo del siglo XV del que ahora sólo se conservan sus ruinas. A pesar de que para hacerse una idea de cómo era la construcción original hace falta echarle un poco de imaginación, todavía se pueden observar restos de sus dos recintos fortificados y unas estupendas caballerizas subterráneas abovedadas en las que podrás hacerte unos selfies de lo más originales.
De momento, será mejor que dejes todo lo accesorio en tu habitación del hotel ibis Valladolid y que te lleves sólo lo esencial: el móvil, la cámara de fotos y las zapatillas deportivas. No te hará falta nada más para disfrutar de esta experiencia.
