Dése un baño de sol en la playa de Flic en Flac
Es una de las playas más famosas de toda la isla por su paisaje de postal. A lo largo de sus diez kilómetros de arena fina, podrá explorar este lugar idílico y admirar sus aguas cristalinas. No dude en hacerse con material de esnórquel para descubrir sus increíbles fondos marinos, habitados por peces de mil colores. Los más valientes podrán dirigirse a uno de los centros de buceo, que ofrecen excursiones de un día en compañía de un monitor. Como colofón, se puede hacer un recorrido en barco por la laguna, para contemplar la infinita paleta de tonos azules que ofrece el mar.
Sumergirse en las cascadas de la Grande Rivière
Situado cerca de la laguna de Belle-Mare, este punto de agua paradisíaco está rodeado por un extenso bosque. Solo puede accederse en barco, pero el viaje vale la pena: le recibirá un inmenso baile de cascadas, a las que es recomendable acercarse en compañía de habitantes del lugar. Durante el baño, seguro que acaba oyendo a la colonia de monos que habita en los alrededores: ¡naturaleza en estado puro!
Escalar hasta lo alto de la montaña de Pouce
Recibe ese nombre por la forma de la cumbre, similar a un pulgar levantado (pouce, en francés). Además de su curioso nombre, destaca por sus magníficas vistas de Mauricio y de los archipiélagos cercanos. La subida es bastante accesible y cuenta con diversos miradores a lo largo del camino. Podrá sumergirse en la atmósfera única de la selva tropical, antes de iniciar el ascenso hasta la cumbre. No es apto para personas con vértigo, pues la parte de la ascensión es bastante abrupta, aunque pronto llega la recompensa con las vistas impresionantes que nos esperan a la llegada. Se trata indudablemente de una de las etapas imprescindibles de su estancia en Mauricio.
Dar un paseo por Grand Baie
Grand Baie es una de las ciudades más conocidas del noroeste de la isla y es fácil llegar hasta allí desde la estación de autobuses de Port Louis. Aunque en la actualidad se haya convertido en una estación balnearia, la ciudad ha sabido conservar el encanto de tiempos pasados, cuando no era más que un pueblecito de pescadores. Para disfrutar al máximo de la visita, recomendamos deambular por la orilla del mar mientras se saborea una deliciosa agua de coco, la bebida por excelencia de Mauricio. A continuación, disfrute de una sesión de compras en Sunset Boulevard, donde abundan las tiendas de moda. Si el cuerpo se lo pide, ponga fin a la jornada en una de las joyas de la vida nocturna mauriciana, el Banana Beach Club.