Cualquier viaje a Jerusalén tiene algo de espiritual. De hecho, los textos sagrados sirven como un extraordinario mapa para descubrir la Ciudad Santa. A través de ellos puedes seguir los pasos de Jesús en el Monte de los Olivos y llegar hasta los episodios acontecidos en el que ahora es el Santo Sepulcro de Jerusalén. Un recorrido por la historia, la fe y la espiritualidad en el que el viaje se transforma en descubrimiento.
La Jerusalén de Jesús: ruta para creyentes y no creyentes
Las religiones son historia, cultura y tradición, tres aspectos que no están reñidos a una determinada fe o creencia. Todos los viajeros disfrutarán de la espiritualidad que emana de una ciudad como Jerusalén, escenario de algunos de los acontecimientos más significativos de tres de las religiones más importantes del mundo: el cristianismo, el judaísmo y el Islam. Encuentra tu hotel en Jerusalén y sumérgete en una experiencia viajera de las que dejan huella siguiendo los pasos de Jesús en la Ciudad Santa.
Lo habitual es empezar la ruta en el Monte de los Olivos y el huerto de Getsemaní. Estos lugares de recogimiento y oración en los que el profeta fue arrestado ofrecen una buena panorámica de la ciudad. De hecho, antiguamente este era el punto de referencia para la procesión bizantina del Miércoles Santo, que entraba en Jerusalén por la Puerta de los Leones. A los pies del monte está la Iglesia de Dominus Flevit, construida en forma de lágrima en el lugar donde Jesús habría llorado por Jerusalén tras predecir su destrucción.
La ruta continúa ya dentro de los muros para recorrer varios puntos clave de la Ciudad Vieja. Es una ruta fácil de seguir ya que únicamente hay que tomar la denominada Vía Dolorosa y estar atentos a los 14 puntos que hoy se recuerdan como Estaciones de la Cruz. Cada uno de estos puntos coincide con alguno de los episodios más significativos del trayecto que, según el Nuevo Testamento, realizó Jesús cargando con la cruz tras ser condenado por Poncio Pilatos.
La sentencia se dio a conocer en las inmediaciones de la Puerta de los Leones, donde se ubicaba la Fortaleza Antonia. Aquí comienza el Camino de la Cruz, atravesando los que hoy son las animadas callejuelas de la parte más antigua de Jerusalén. Cada año, miles de peregrinos realizan el recorrido del Via Crucis, con nueve estaciones que se suceden en el exterior del Santo Sepulcro y otras cinco en el interior.
La estación I indica el juicio y la imposición de la corona de espino al ‘Rey de los judíos’. En la estación II se erige la Iglesia de la Condenación, donde Jesús fue obligado a cargar con su cruz. La estación III está protagonizada por la Iglesia de los Dolores de María y conmemora el lugar en el que se produjo la primera de las tres caídas de Jesús, recordadas también en la estación VII y IX. Las estaciones IV, V, VI y VIII representan los encuentros del condenado con varias figuras relevantes de los testamentos; María, Simón, Verónica y las mujeres de Jerusalén. En las fachadas de piedra que flanquean el camino encontrarás inscripciones que mencionan estos episodios.
El recorrido de la Vía Dolorosa finaliza en la Iglesia del Santo Sepulcro, lugar donde se considera que se produjo la crucifixión, enterramiento y resurrección de Jesús. Aquí se encuentran las 5 últimas estaciones del Vía Crucis. Justo antes de llegar al Monte del Calvario, lugar de la crucifixión, la placa en una antigua columna romana a la entrada de un monasterio copto recuerda la tercera y última caída.
La Iglesia del Santo Sepulcro, custodiada por seis religiones diferentes (católica, ortodoxa griega, ortodoxa armenia, ortodoxa siria, etíope ortodoxa y copto ortodoxa), está en el límite entre la ciudad judía y la musulmana. El interior del templo se organiza en torno a varias capillas en las que se encuentran la piedra en que fue ungido, el aljibe donde se localizó su cruz y el sepulcro. Es uno de los lugares más sagrados del cristianismo y el punto final de este recorrido tras los pasos de Jesús en Jerusalén.
