Una amena conversación con el personal de cualquiera de nuestros hoteles en Zaragoza es el punto de partida para descubrir una de las mayores joyas del arte de la tapicería, que os invito a descubrir.
Descubre el museo de tapices
Junto al Ebro, los ecos son discretos, moderados, como todo lo que rodea a una gran obra. En la Catedral de San Salvador, La Seo, se alberga el Museo de Tapices, donde tramas y urdimbres se entremezclan para crear con lana, seda, hilos de oro y plata, piezas que datan de los siglos XV al XVII.
Ricos materiales que junto a las manos del licero son un derroche de habilidad y de imaginación. La ejecución supone un prodigio de técnica: figuras con acentuado relieve y exaltado color, estudio de plegados y transparencias de ropajes, efecto de tersura en vestimenta color crema, efectos de luz.
Los talleres en los que fueron tejidos, Arras, Tournai y Bruselas, se encuentran entre los más afamados de su época. Las series y los temas abordados en los paños son variados: religioso/bíblico, de carácter moral, filosófico, histórico, mitológico y astrológico.
Tapices de hechizo y misterio
Uno de los mejores exponentes de los numerosos tapices de asunto moral y filosófico que tanto proliferaron en el s. XVI son los tapices de la serie Vicios y Virtudes. “Los pecados capitales”, perteneciente a esta serie, fue realizado en un telar bruselés: nos describe la entrada en tropel de los vicios capitales en la confiada y despreocupada vida del hombre. Las jóvenes del centro del campo, con sus airosas túnicas se presentan al estilo de Botticelli o de Andrea Mantegna, danzando al ritmo de la flauta y el laúd.
El simbolismo de los objetos, animales e instrumentos representados, hacen que la lectura de los tapices esté cargada de hechizo y misterio. Un carácter narrativo que hizo que estas piezas supusieran la instrucción al iletrado.
Tu estancia perfecta para Zaragoza
Nada como alojarse en el hotel ibis Zaragoza Centro y disfrutar de la calma que nos transmite el Pilar que frente a nosotros se erige monumental y serena con deseo contenido de tocar el cielo. La experiencia no ha hecho más que comenzar; nuestros sentidos, y especialmente la vista, hambrienta de luz nos recuerda que estamos rodeados de hilos de esplendor. El Museo de los Tapices con todo su simbolismo nos permite pensar, idear, crear, meternos en la mente del maestro. Frente a la Basílica del Pilar alimentaremos de otra manera el espíritu, una manera también de dejarnos llevar y trasladarnos a otras épocas, a otros momentos, a otros lugares tal vez... Salir y sentir la luz de la ciudad de Zaragoza, una vuelta a la realidad diferente.
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